Señor director,
Últimamente a raíz de la sentencia del Tribunal Superior de Castilla y León sobre las tasas indebidamente apropiadas por la Universidad de Valladolid (UVA) pertenecientes a la Universidad de Burgos (UBU) se está hablando mucho de este tema. Con mi carta pretendo de dar un poco de luz a lo que acaeció hace ya más de diez años.
Corrían los años noventa cuando el gobierno central de España, que era quien entonces tenía competencias en la materia, ante la presiones que se ejercían desde numerosos estamentos de la provincia decidió otorgar a Burgos una Universidad. Esto se realizó, a pesar de la más que negativa indiferencia de la Junta y Castilla y León quien como veremos más adelante no ha jugado un papel positivo para nuestra Universidad, sobretodo gracias a la actitud del entonces rector de la UVA Fernando Tejerina quien no sólo apoyo sino que además luchó por que Burgos tuviese su propia universidad.
Recién inaugurada la Universidad, acto al que por cierto no acudió el presidente de la Junta justificando lo injustificable con un viaje a Madrid para una recepción al emperador de Japón, la UVA cambió de rector pasando del honrado y colaborador Tejerina a Alvárez de Guisasola. Alvárez de Guisasola en alguna ocasión ya había manifestado que Burgos no necesitaba Universidad y no estaba muy de acuerdo con su creación. Dado lo reciente de la creación de la UBU el cobro de las tasas académicas las realizaba la UVA. Y así fue, el problema es que además de cobrarlas se las quedó.
Como es lógico al ser de reciente creación la UBU todo era interino incluido el rector. Este fue Marcos Sacristán (quien por cierto ahora se presenta como candidato a rector de la UVA) Este llegó a un acuerdo con Guisasola por el que prácticamente le perdonaba esas tasas que había cobrado a los estudiantes burgaleses. La Junta aplaudió esa decisión.
El primer rector no interino fue votado y salió José María Leal (a quien por cierto sus detractores acusaban de estar muy vinculado al PP) Leal no asumía el acuerdo al que llegaron Sacristán –ya en Valladolid acabada su interinidad- y Guisasola y debió acudir a los tribunales para romper ese acuerdo firmado por alguien que estaba de modo provisional. Al mismo tiempo Guisasola continuó poniendo más piedras en el cámino de nuestra joven universidad cegándose a transferir residencias ubicadas en Burgos a la UBU (residencias que debió finalmente transferir por orden judicial)
Tras su mandato, como premio a la concordia que había logrado entre Burgos y Valladolid, Guisasola fue nombrado por la Junta consejero de educación. Se juntaron el hambre con las ganas de comer y la educación universitaria fue transferida a las comunidades autónomas. Por supuesto la financiación que Guisasola dio a la UBU fue tan escasa que la dejó al borde de la quiebra. Como curiosidad comentaré que por primera vez con él la UVA superó en presupuesto a la Universidad más prestigiosa del Norte de España (Salamanca) y criticó el ‘centralismo’ que desde Salamanca se hacía los estudiantes de español que allí iban, recortándoles el presupuesto para que fuesen a Valladolid a ‘descentralizar’ esta enseñanza.
Comenzaron a salir las sentencias en el contencioso UBU-UVA, todas ellas dando la razón a la UBU (residencias y tasas indebidamente cobradas) Alvárez de Guisasola pasó a la consejería de sanidad. Desde ella ha dotado a Burgos del único hospital de gestión privada no ya de la comunidad sino del Norte de España, ha reducido el servicio de alergiología y pediatría de Burgos, ha eliminado el banco de sangre de Burgos (primero que se creó en la comunidad) ha negado los estudios de medicina, pese a la carencia de médicos en la comunidad, ya que ya hay en Valladolid, y sobretodo ha empeorado radicalmente la sanidad en nuestra provincia con casos tan curiosos como que una radiografía tarde alrededor de un mes porque la tiene que ver el radiólogo ubicado, como no, en Valladolid.
Es posible que alguno se pregunte qué fue de uno de los impulsores de la UBU: Fernando Tejerina. Bueno hará dos o tres años (no lo recuerdo) la UBU le otorgó el más que merecido premio doctor honoris causa. Que yo sepa este ha sido el único reconocimiento que ha recibido este vallisoletano que entendía que hacer comunidad es dotar de medios a quienes los necesitan. Por supuesto jamás ha sido consejero ni ha recibido ninguna loa o alabanza del burgalés Herrera. Guisasola ha sido consejero de dos de las tres consejerías más importantes (la otra sería Economía que la ostenta el también ‘hacedor’ de comunidad Tomás Villanueva)
Tras esta diatriba sólo pretendía dar un poco de luz y mostrar cómo algunos burgaleses o vallisoletanos han intentado crear comunidad y como otros más allá de sus palabras han demostrado que en lo único que creen es en si mismos y que la ruina o la pobreza no les importa salvo que sea la suya. El provincialismo y el odio interprovincial no va más allá del que ellos tienen y peor aún están generando, donde nunca hasta que llegaron ellos lo hubo
Javier Marías Centeno
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