domingo, 22 de noviembre de 2009

Burgos 2 - Junta de Valladolid 0


Asistimos estos días a un hecho que, desde fuera puede ser banal pero para nosotros es algo prácticamente inédito y casi histórico. A simple vista hemos visto que la Caja de Burgos ha dicho no a su fusión o, mejor dicho, absorción con Caja Duero y Caja España. Una decisión empresarial que seguramente habrá roto muchas quinielas, entre ellas mis apuestas y que nos ha sorprendido por su contundencia. Pero dejando de lado las razones de José María Arribas sobre su "tira y afloja", las ventajas y desventajas para Burgos y la jugada política del PSOE y el PP que dió al traste la fusión, lo que me ha sorprendido es que por una vez en Burgos se ha discrepado con algo importante en muchos años. No puedo concretar las razones exactas de lo sucedido puesto que por mucho que nuestros políticos y dirigentes de la entidad se explayen en los medios de comunicación, los discursos de siempre no me llenarán nunca. Sin embargo contemplar el cabreo de la Junta de Castilla y León y de sus medios afines indica que los consejeros de la caja han obrado en contra de sus superiores y tal cosa me llena de gozo y satisfacción, como diría aquel monarca.


Tal enfado deja perplejos a muchos burgaleses. Quizás muchos creían que desde otras provincias serían comprensivos con la decisión de la entidad pero enseguida surgieron las descalificaciones y amenazas; nuestro ex-paisano Herrera advirtió que el rechazo «tendrá consecuencias inmediatas», el vicepresidente y consejero de economía, Don Tomás Villanueva reaccionaba amargamente con un «ellos tendrán que dar explicaciones a los ciudadanos y a las autoridades monetarias del país» y los medios de comunicación atacaban indiscriminadamente a los burgaleses acusándonos de lo de siempre, provincianos y egoistas y, como novedad, rencorosos por lo del tema de la capitalidad, como dejó entrever un tal Ignacio Fernández Sobrino, director regional de Onda Cero que junto a otros paisanos sacaron los colores de Arribas en una entrevista-interrogatorio de la televisión vallisoletana de Méndez Pozo. Quizás, el que menos me sorprendió fue José Antonio de Santiago-Juárez, el famoso señor "si-o-si" que, sumando puntos a su marcador dijo sobre las dos cajas fusionadas que «han decidido mirar al futuro, buscar fórmulas para resolver los problemas de las generaciones venideras» mientras que «hay otras cajas que parece que siguen enredadas en el pasado» en relación a Caja de Burgos. Su discurso más que portavoz de la Junta se diría que es de Jefe Provincial del Movimiento.




Desgraciadamente no podemos cantar victoria tan pronto puesto que quien tiene la sartén por el mango es el gobierno autonómico que, sin ir más lejos, es quien acota el terreno de las fusiones de cajas y no deja a la Caja de Burgos buscar otras entidades con las cuales poder negociar acuerdos de fusión interregionales o cualquier otra fórmula que pueda contentar a la entidad sin perjudicar sus intereses. A modo de ejemplo se diría que la Junta es un carcelero que deja a la Caja de Burgos pasear por el patio de la prisión pero impide su salida al exterior. Seis son las entidades que hay en el charco, o hablas con ellas o con nadie más. Y eso seguro que Caja Duero y Caja España lo sabían muy bien cuando negociaban las condiciones de la fusión à trois.

¿Cual será el futuro? ¿Fusión con Caja Segovia y Caja de Ávila? Quizás. ¿Con Caja Cantabria o la ínfima CajaRioja? Lo dudo mucho. ¿Y con Cajacírculo? Bien y mal. El futuro debería estar marcado por decisiones tomadas en Burgos, a beneficio de la sociedad burgalesa y tuteladas por el Banco de España. Las decisiones políticas y sobretodo las decisiones de políticos ajenos a Burgos son lo que menos conviene a las dos caja de ahorros. Por el momento se ha ganado una batalla de una guerra que es posible que no haya hecho más que empezar.