jueves, 18 de junio de 2009

Tenemos los gobernantes que merecemos ¿o no?

Muchas veces se nos ha acusado a los castellanos de Burgos de ser unos egoistas y unos pretensiosos por guardar ciertos recelos en el antagónico tema de la capitalidad de Castilla y León. Atrás quedán ya aquellas manifestaciones de la Junta Pro-Burgos Cabeza de Castilla con el abogado José María Codón a la cabeza acompañado del eterno José María Peña, alcalde entonces de Burgos exigiendo la capitalidad de la autonomía de Castilla-León ante el reciente despropósito de trasladar la sede a Valladolid. Amenazas, ruegos y proclamas ante el Valladolid silencioso que había hecho las cosas con precisión de cirujano y dejaba enfriar tranquilamente la tarta autonómica de una región hecha a su justa medida. El Valladolid conciliador agrupaba todo para que las provincias egoistas no echasen por tierra el proyecto castellano-leonés. Luego vinieron las migajas; Tribunal Superior de Justicia a Burgos (no completo), Procurador del Común a León, el Consejo de Cuentas a Palencia, el Consejo Consultivo a Zamora,... estos eran-son los llamados criterios de descentralización que cimientan el estatuto autonómico. Sin embargo el primigenio gobierno autonómico de aquella autonomía no era una amenaza para ninguna provincia puesto que no había un gran interés en regular y avanzar en el desarrollo autonómico; muchas mentiras y esfuerzo habían costado ya sólo el hecho de conformar la autonomía. He de recordar que si sus habitantes estaban poco interesados en el desarrollo autonómico, sus gobernantes no eran menos, pero el paso del tiempo hace inevitable la regulación de todos los ámbitos competenciales ya sea por deseo expreso del gobierno castellanoleonés o por obligación estatal.

Y de ayer nos plantamos en hoy. Después de cuatro reformas estatutarias el tumor se ha hecho grande y poderoso; ya no es aquel estatuto de 1983 que sirvió de base para unir a 9 provincias sin pisarse unas a otras sino que hoy controla muchos aspectos de la vida de sus ciudadanos de manera unitaria. Niega nuestra identidad y encaje en la España de las autonomías y confiere a cualquier tipo de protesta puntual una señal de localismo desfasado e ignorancia secular con la complicidad de los medios de comunicación subvencionados y tapados. La sed de poder abarca ya a los políticos de nuestra tierra, los cuales después de casi tres décadas han asumido su rol castellanoleonés y obedecen sin queja a la Madre Junta que los amamanta puntualmente y los recoje en sus Cortes cuando las provincias se les hacen pequeñas. Pero también hay que decir que después de varios agravios y la acumulación de despropósitos cometidos contra nuestra provincia muchos de nosotros dudamos de estar aquí y pensamos que la mayoría de edad puede estar ligada a la emancipación. Tenemos razones como el que más. Para bien o para mal, pensemos todos en ello.

2 comentarios:

  1. Razones para esa emancipación hay, y muchas. Empezando por la principal, el mal trato que se recibe desde Pucela. Los robos contínuos de todo cuanto es bueno en Burgos. Somos una provincia muy industrializada lo que nos hace capaces de navegar solos. Somos una provincia rica en paisaje y medio ambiente y eso nos convierte en un destino turístico que, si se supiera explotar, nos generaría unos ingresos económicos que ya los quisiera el desierto vallisoletano.
    En resumidas cuentas, podemos caminar ya por nuestra cuenta pero los obstáculos son muchos. Y sólo anotaré uno: nuestros políticos. Siguen aferrados a la idea de prosperar en Pucela olvidando que quienes les colococaron ahí están reclamando todo lo contrario.

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  2. En otros tiempos Luken cualquier agresión contra los intereses de Burgos era denunciada por los políticos de aquí. Fíjate en el ejemplo de la Universidad de Burgos: después de años de malentendidos todos los políticos dejaron de negociar con la UVA y dieron un golpe en la mesa exigiendo la creación de la universidad. Se tardó más de una década pero ahí la tenemos.

    Lo que de verdad nos falta es eso, representación política y no este seguidismo que tanto daño nos está haciendo. Un saludo.

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